domingo, 28 de febrero de 2010

CRISTO HA MUERTO EN EL BARATILLO

Fotografía: Esperanza Jiménez (Cofrades)
CRISTO HA MUERTO EN EL BARATILLO
Tarde de Miércoles Santo en el Arenal Torero, las brisas del Guadalquivir acarician su cara de niña y su pelo es perfumado por aromas de jazmín, guardan silencio los tendidos maestrantes.
Túnicas nazarenas y pies descalzos sobre la arena del coso baratillero, lances de Muerte en un Lirio que va dormido en los brazos de una Rosa y rejones hirientes que atraviesan el alma de un Barrio torero.
La suerte está echada. Verónicas y volapiés de pasiones, ecos lejanos de torería y pases profundos al pecho de la pena que embarga a la más tierna Azucena, Caridad de mis entrañas.
Misericordia y Piedad visten de luto el Cielo a la otra orilla del Río. Languidece el torso moreno de mi Cristo vencido a la Muerte que va dormido en el Regazo de una Madre que llora sin consuelo.
Claveles color sangre a los pies del Señor, puñales penetrantes en el pecho de la Virgen y una sinfonía de sueños que yacen en la compasión de una mirada conforman enternecedor Misterio.
Sevilla le muestra su pañuelo, pero es tanta la pena que la Virgen quiere llorarla a solas con su Hijo entregado a fatal condena.
Una enlutada abuela va pregonando con sus ojos envueltos en lágrimas “Cristo ha muerto en el Baratillo”, “lo traen a la Catedral por Adriano”, “silencio que no despierte, Sevilla está de luto, puedo escuchar sus silencios maestrantes”.
No es tu Muerte el fin que persigues, Tu semblante lo dice todo Padre Mío, cercano está tu desplante y la vuelta a la vida.
Es tu paso un barco que navega al compás de olas pasajeras hacia un profundo Mar color celeste. A ese que iremos todos para volver a estar Contigo.
Viene la Caridad por el Postigo, filigrana entre varales de plata, molde de porcelana y pasiones encendías. Se marchará su palio al compás de la música, se marchitarán las flores, se consumirá la cera y Sevilla quedará rendida a sus encantos.

domingo, 21 de febrero de 2010

VÍA CRUCIS EN SEVILLA



VÍA CRUCIS EN SEVILLA

Queridos hermanos, mañana nos reuniremos para celebrar el Vía Crucis de las Hermandades y Cofradías de Sevilla. Seguiremos unos pasos que rememorarán esa misma senda que siguió Jesús en su camino hacia el Monte Calvario. El Vía Crucis es una invitación a la oración, a la meditación y al recogimiento. A su naturaleza externa de acto público de fe debe unirse la reflexión interior que debemos hacer cada uno de nosotros. Las distintas cruces de guía que representarán a las distintas Estaciones de la Pasión y Muerte de Jesús simbolizarán a cada una de las imágenes representativas que suelen acompañar a este acto.
El Miércoles de Ceniza nos marcó el inicio de la cuenta atrás hacia un nuevo Domingo de Ramos y el ejercicio del Vía Crucis nos hablará del verdadero sentido para los cristianos que esta Semana tiene para todos nosotros. Las cenizas sobre nuestras frentes nos llevaron al camino de la reconciliación con Dios y nos enseñaron lo insignificantes que podemos llegar a ser y que es la riqueza de espíritu el mayor valor añadido para los cristianos.
El Vía Crucis nos llevará a entender la gran magnitud del más hermoso acto de amor realizado sobre la Tierra. Profundizar en las distintas estaciones nos llevará a comprender que Jesús sufrió por nosotros y nos llevará a la conversión. Mañana viviremos esa hermosa metáfora de cada Cuaresma que nos traslada hacia la Santa Tierra hace más de dos mil años. Como cristianos debemos abrazar esa misma Cruz en la que Cristo redimió al Mundo y ser compasivos en el dolor de la Virgen que sufrió sobre su pecho cada espina clavada en el rostro de su hijo.
Miramos al Cielo y mostramos nuestras dudas sobre la celebración de un acto esencial para nosotros. Realmente la celebración del Vía Crucis no va a depender de los caprichos de la Ciencia Meteorológica, las puertas de la Casa de Dios están abiertas para todos y todos estamos invitados a seguir el camino que Él mismo nos marcó. El Vía Crucis es una llamada del espíritu a la intimidad del creyente.
En ningún momento debemos tomar esta celebración como algo superficial y sí debemos profundizar hasta llegar a alcanzar a descubrir su verdadero significado. No debemos olvidar en ningún momento a nuestros hermanos que sufren porque en ellos se refleja el sufrimiento de Cristo.
La Hermandad de la Carretería ha preparado cada detalle con sutil cuidado. Su Estación Penitencial cada Viernes Santo es una invitación continua a la oración, a ahondar en la fe y a recobrar la memoria de la Sevilla espiritual y profunda que no termina de morir, como no terminó de morir Cristo al resucitar de entre los muertos y dar sentido a nuestras creencias.
Mañana celebraremos el ejercicio del Vía Crucis. En las manos del Santísimo Cristo de la Salud estará que este esperado acontecimiento, previo a su celebración, atraviese las entrañas de la Ciudad hasta llegar a su corazón o si bien que el acto tenga lugar directamente en ese mismo corazón y en la intimidad de sus paredes.
El Santísimo Crucificado de la Hermandad de la Carretería proveerá alumbrado por la Luz y el Mayor Dolor de su Madre.


sábado, 20 de febrero de 2010

ESPERANZA DE TRIANA

ESPERANZA DE TRIANA
Eres Virgen de Pureza
mujer de sutil hermosura
gentil de noble realeza
que en desbordante desmesura
buscaron plasmar un verso
que en tu rostro moreno
se haga beso
y es tu amor sereno
aroma de primavera
que va perfumando Sevilla
acortando la larga espera
que te llevará hacia la otra orilla.
Eres flor de madrugada
que en noche de destemplanzas
apareciste como hada
en multitud de alabanzas.
Desde un balcón de Triana
que mira a la Giralda
te nombraron soberana.
Sobre tu cabeza una guirnalda
alegremente te proclama
reina y coronada.
Todo un Barrio te aclama
en pálpito de una corazonada.
El Arco del Postigo
te tomó en su regazo
para ser testigo
de tu último abrazo
En sus paredes de blanca cal
reluce la mar serena
desbordada de sal
para la más bella azucena.
Eres Madre mía
hermosa rosa que resplandece
cuando a la luz del día
tu palio se aparece
a un Altozano
que te espera
desde muy temprano
para fundir la cera
que resbala por la candelería
que a tus pies enciende
un corazón de crestería
Sevilla entera entiende
que es tu despedida.
Vuelves a retomar el sendero
con el alma desprendida
y con tus ojos de lucero
que atraviesan las entrañas
de la vieja Cava.
Hasta las campanas de sus espadañas
entienden que todo se acaba.
Para consolar tu llanto
allí te estaré esperando
y cuando se aleje tu verde manto
no sé si te rezaré o estaré llorando.
Ay mi Esperanza
apareciste como un sueño
consumido por la añoranza
quise ser su dueño
pero tú te marchaste
como se marcharon
quienes a tu lado llamaste
y con sus manos te alcanzaron
Con todo mi cariño a mi madre que me enseñó a quererte Esperanza mía, a mi mujer por compartir esos mismos sueños conmigo y a esa dos pequeñas florecillas que me regaló la vida, mis queridas Sara y Myriam que son lo que más quiero en este Mundo.

miércoles, 17 de febrero de 2010

REFLEXIONES CUARESMALES

REFLEXIONES CUARESMALES

Pronto unas cenizas nos recordarán que nuestro paso por esta vida es efímero y pasajero. El próximo Miércoles suplicaremos a Dios para que nos conceda la gracia y nos aleje del pecado. Cantaremos a la vida eterna renunciando a la muerte, tránsito tan necesario como fugaz, para alcanzar la Luz de nuestro Mentor. Las palmas que exultantes portamos con nuestras manos el pasado Domingo de Ramos serán cenizas sobre nuestras frentes, esas mismas cenizas que fuimos y que volveremos a ser.
La Cuaresma que cercanos estamos de alcanzar debe ser un cante hondo a la reflexión y a intensificar esa continua búsqueda del Rostro de nuestro Dios misericordioso que nos ama y nos espera en el Cielo. Nuestros bienes materiales son tan efímeros como nuestras vidas y la riqueza de nuestro espíritu será nuestro compañero inseparable en el último viaje de nuestras vidas.
Todo el bien que hagamos con nuestros hermanos, se lo haremos a nuestro Dios y nos hará más merecedores de alcanzar la Gloria de los Cielos.
Estos cuarenta días muy pronto llamarán a nuestros corazones. Nos invitarán a la reflexión y nos harán pensar de donde venimos y hacia donde caminamos. Nuestras hermandades y cofradías son el termómetro espiritual de nuestra Ciudad. Cuando perdemos el paso y nuestras torpezas nos desvían del rumbo cierto que nos conduce hacia DIOS los cimientos de la Sevilla religiosa comienzan a tambalearse.
Una acepción irrenunciable para los católicos navega en el ambiente buscando posada segura en la lumbre de nuestros corazones: la reconciliación. El distanciamiento entre hermanos nos aleja del Paraíso soñado. La caridad y ayuno cuaresmales nos acercarán a Cristo, pero Él nos pide algo más.
Para los católicos en general y para los cofrades de Sevilla en particular sobran los tópicos acuñados como las falsas monedas que entregaron a nuestro Señor. Cuando en el seno de nuestras hermandades aparecen la sinrazón y las rosas se transustancian en espinas tratamos de evadir toda culpa y delatamos a nuestros hermanos con dedo acusador.
No hermanos en Cristo Redentor, este no es el camino. Aquello tan manido de que “donde somos muchos difícilmente nos llevaremos bien” es un argumento que debe quedar fuera de nuestra conducta como cristianos. La convivencia no es difícil, todo lo contrario. Los seres humanos somos quienes la dificultamos con nuestro egoísmo, haciendo daño al prójimo, incluso aunque nos lo hagamos a nosotros mismos. La pluralidad es enriquecedora tomada desde los prismas de la tolerancia y el respeto.
Han sido muchas las lágrimas derramadas, las ilusiones rotas y los sueños derrumbados como castillos de naipes sobre el tapiz de nuestros sentimientos. Constantemente creamos muros infranqueables en lo que debe ser un fraternal encuentro entre hermanos siguiendo la prolongada sombra de nuestro Creador.
Nuestra Semana Santa debe ser inexcusable motivo de felicidad. Esa memoria cierta que nos hace recordar cada instante de nuestra existencia no puede quedar únicamente como un canto a la belleza. Nuestra Semana Santa tiene corazón. Un corazón que herimos a diario con nuestra arrogancia y con la ingratitud hacia quienes dejaron lo mejor de si mismos para hacernos partícipes de la más noble y bella herencia.
En estos días de vísperas los más bellos recuerdos invadirán nuestras mentes, al tiempo que nuestros cristianos corazones latirán a un ritmo más acelerado. Las noches de sueños profundos darán paso a los desvelos, a ese soñar despierto, porque nuestra Semana Santa es un hermoso sueño que cada Primavera soñamos con los ojos muy abiertos.
Un tupido velo nos cubrirá de pesares, angustias y sinsabores. Los naranjos mostrarán las primeras florecillas de azahar, con sus dulces fragancias que serán presagio cierto del gran acontecimiento que a punto está suceder en las calles de nuestra Ciudad.
En nuestros paseos primaverales redescubriremos a nuestra Sevilla del alma. Leeremos la prosa sutilmente escrita en las páginas de su memoria y descubriremos la poesía al mirar a sus plazas, callejuelas y rincones. Sevilla, Ciudad de tanta belleza, profundidad y encanto que el poeta que mejor cantó a Andalucía sólo pudo llamar por su nombre, porque Sevilla es el adjetivo más bello que podemos emplear para llamar a un sueño que no es tal porque está lleno de vida y hasta respira.
En apenas unos días sobre el lienzo de Sevilla los pinceles celestiales dibujarán los más hermosos paisajes sobre un fondo de Amargura. Nazarenos de túnica morada, Crucificados de sangre y agonía, Misterios sobre barcos de sevillanía, Soledades de Madre al pie de la Santa Cruz y Palios que entremezclan colores de dolor y armonía.
Un año más volveremos a vivir lo mismo que un día vivieron nuestros abuelos y como el más privilegiado legado de amor vivieron nuestros padres y hoy sus nietos e hijos retomamos como testigos de fe y sentimiento.
Queridos hermanos, sigamos las enseñanzas de Jesús y recordemos con cariño a quienes se marcharon. Sembremos nobles semillas y dejémoslas germinar en nuestros corazones para ser merecedores del Fruto Duradero. Se acerca una nueva Semana Santa y para nosotros se abren las Puertas de los Cielos.

martes, 16 de febrero de 2010

AMADA SEMANA SANTA


AMADA SEMANA SANTA
Cuarenta días y cuarenta noches me separan de ti amada Semana Santa.
Te sentía tan lejana que la pena me embargaba. Aparecías en mis sueños y desvelos, despertaba presuroso, trataba de alcanzarte y ya no estabas.
El corazón se me partía aquella tarde que te marchaste por calle San Luis llorando tristes lágrimas de Amarguras. La noche anterior cerrabas tus puertas en La Plaza donde anidan los vencejos del tiempo. Tus besos quedaron a buen recaudo en la habitación de mi memoria.
Llegabas un Domingo de Ramos, blanca y primorosa, entre palmas y olivos. Eras sueño interminable que llamaba a mi puerta cada Primavera, esta vez si amada mía, abría los ojos y estabas muy presente.
Me cautivaste por tus continuos cambios de ánimo. Me hacías llorar y reír al mismo tiempo, eras música sublime en primor de pentagrama y silencio profundo que estremecía mis entrañas.
Tu silueta se dibujaba en las aguas de un viejo Río, traspasaba las entrañas de un Arrabal torero, caminaba junto a unas murallas invencibles o paseaba sigilosa bajo La Giralda para no despertar a sus campanas dormidas.
Cada año te presentabas igual y distinta. Tus contrastes me llegaban al alma. Me asomaba a mi ventana de Cuaresma y pequeñas florecillas de azahar rumoreaban que tu amor de temporada pronto volvería a llamar a mi puerta.
Te esperaba como siempre, sin perder la ilusión del primer día y dispuesto a darlo todo para que te quedases a mi vera y que aquella esperada Primavera nunca se marchara de nuestras vidas.
El sueño de todo un año se desvanecía entre mis manos en escasos siete días. Quisiera ser esa Semana para tenerte siempre entre mis brazos o Luna del Parasceve para no perderme tu eterna sonrisa.
Perfumada de rosa e incienso, clavel y azahar, vestida de verde esperanza y de negro luto, extrovertida y misteriosa, superficial y profunda, desbordante y recatada, musical y silenciosa, así eres amada mía y así te quiero siempre.
En la larga espera está la penitencia y en tu puntual llegada está el mayor regalo de mi existencia. Eres tan sublime y hermosa que por verte toda una vida esperaría.

sábado, 13 de febrero de 2010

HERMANA NAZARENA EN EL CIELO DE SAN LORENZO


HERMANA NAZARENA EN EL CIELO DE SAN LORENZO
Te marchaste con las manos teñidas de cisco, con el recuerdo en tus labios del último beso al Sagrado Talón de JESÚS DEL GRAN PODER y con el corazón roto de tanto amor generosamente esparcido.
Tu vida se consumió como lirio tronchado en la canastilla del recuerdo, tu alma de mujer se elevó buscando en un horizonte lejano el calor de una Plaza.
Cerraste tus ojos vencidos al cansancio sin perder esa sonrisa perenne que se dibujaba en tu cara cada vez que vestida con hábito de promesa caminabas buscando la senda de la Luz del que Todo lo Puede.
Te esperaba tu madre con los brazos abiertos, habían pasado muchos años desde aquella lluviosa tarde de abril que se marchó presurosamente de tu lado sin a penas tiempo para despedirse. Por fin alcanzaste el reencuentro soñado y la tomaste de la mano.
El tiempo se detuvo como se detiene cada mañana cuando los vencejos cantan al SEÑOR para que despierte de su leve sueño.
Te marchaste de nuestras vidas sin hacer ruido, apretando entre tus manos un viejo rosario y sintiendo sobre tu nuca el aliento del Divino Cisquero.
Nos quedan tus vivencias, tu ternura, la dulzura de tus palabras y el vacío de ese banco que tantas veces compartimos en la Basílica de NUESTRO PADRE JESÚS DEL GRAN PODER.
Desde entonces, cada anochecer, miro al Cielo buscando tu mirada serena de niña grande. Recuerdo cuantas veces me dijiste que querías ser nazarena del GRAN PODER.
Como bien decías, querida mía, “las cosas serán como quiera el SEÑOR que sean”. Poco a poco tu anhelo se alejaba, tu luz se apagaba y la vieja ilusión comenzaba a ser una quimera inalcanzable para ti.
Una gélida noche tu sueño se cumplió. Horas antes habías acudido, como cada tarde de vísperas a rezar al SEÑOR de Sevilla. Por primera vez miraste a los ojos profundos de DIOS para pedirle por ti. Hasta entonces tus súplicas pertenecían a los más desfavorecidos.
Tus ojos rojizos se encontraron con la penetrante mirada del DIOS de las Certezas Absolutas. Un mudo diálogo embargó el aire de la Basílica y la brisa, que se colaba desde la Plaza, callaba otorgando respetuoso silencio para no romper el encanto del momento.
Por tus mejillas de seda resbalaron agrias lágrimas que anunciaban tu marcha. Te despedías de nosotros con tristeza y al tiempo te acercabas al SEÑOR con indescriptible alegría.
Estabas tan cerca de Él como los rojos claveles que acarician los pies descalzos del SEÑOR la noche oportunamente señalada por el almanaque de los tiempos.
Esta noche llueven sobre nuestra Ciudad dulces lágrimas de cristal. Son tus ojos que volvieron a empañarse y de tu carita de porcelana resbaló un inagotable manantial de pureza bautismal.
Amargas son las ausencias, tristes son las despedidas y dulces son los recuerdos.
Esta próxima Madrugá nuestras hermanas vivirán lo que tu tantas veces ansiabas alcanzar. Seguro que esa misma noche en el Cielo reinará una hermosa Luna del Parasceve y sonarán esas mismas campanas que anuncian la llegada del GRAN PODER a la Plaza de San Lorenzo, y tú querida mía, serás una nazarena más.
Lloverán saetas desde el balcón de las añoranzas, sentirás sobre tus dorados cabellos las caricias aterciopeladas de la noche misteriosa de la Sevilla inmortalizada por el paso de los siglos, el SEÑOR alargará la zancada surcando los caminos de las ausencias y tu volverás a ser la niña que lloraba desconsoladamente cada vez que mirabas a los ojos de JESÚS DEL GRAN PODER.
A todas mis hermanas del Gran Poder que durmieron en la paz del Señor.

viernes, 12 de febrero de 2010

DICEN QUE EN EL CIELO.................A LA MEMORIA DE DANIEL JIMÉNEZ QUIRÓS

DICEN QUE EN EL CIELO
Dicen que en el Cielo existe un lugar para los buenos cofrades de Sevilla. Un Mar lejano y hermoso donde irán a vivir y no morir los ríos de nuestras vidas.

Dicen que esa imborrable huella que dejaron en la Ciudad de sus amores se hace vida en privilegiado lugar al final del infinito Celeste Firmamento.

Dicen que abundan las tertulias de cofrades a pies de mesas de camilla perfumadas de olores de inciensos y azahares.

Dicen que existe un Arco florecido a los pies de una ESPERANZA, dicen que existe una Plaza que hace de pórtico al GRAN PODER DE DIOS y dicen que a los pies de una VIRGEN MORENA navega un viejo Río.

Dicen que existe una Torre Centinela que desde el Cielo custodia a su niña terrenal, a la que dulcemente llama Sevilla cuando queda dormida entre sus brazos al son de una dulce melodía.
Dicen que en ese lugar y al llegar la primavera ensayan cuadrillas de costaleros a la voz de capataces en nuestra memoria.

Dicen que en sus calles florecen los naranjos y en sus patios rebozan los geranios.

Dicen que entre todos los que alcanzaron allí la Gloria fundaron una cofradía.

Dicen que cada Madrugá de Viernes Santo desde su más privilegiado balcón se asoman los mejores hijos de Sevilla y que de sus gargantas nacen los más bellos poemas de amor que jamás fueron cantados a nuestra Semana Santa.
Dicen, que a veces, es tan grande la emoción, que sus ojos se inundan de lágrimas, es la lluvia que se precipita sobre el encantador jardín de nuestra Sevilla.

Querido Dani, nuestro hermano Filiberto Mira te esperaba desde hace tiempo para hablarte de un nuevo Santo Entierro Magno. Espérame en el Cielo y no pongas todavía en la calle esa alzada Cruz de Guía, porque quiero volver a ser costalero de nuestra Virgen en la más hermosa procesión, ésa que en el Cielo llaman la Eterna Cofradía.

Con tus manos alcanzaste esa misma Cruz que abrazaste con desbordante amor cada uno de tus días. Has vencido a la muerte y a su guadaña traicionera.

Tu Cristo Yacente que duerme en San Gregorio despertó para recibirte en ese trocito de Cielo que aguarda a los buenos cofrades.

Sevilla está de duelo y la Virgen de Villaviciosa llora más que nunca.

Nuestro Señor por Tres Veces cayó desde muy cerquita de La Alfalfa hasta llegar a esa Santa Catedral que podrás mirar desde el Cielo.
A la memoria de Daniel Jiménez Quirós

domingo, 7 de febrero de 2010

UN COFRADE EN EL CIELO DE TRIANA


UN COFRADE EN EL CIELO DE TRIANA

Pasará la Cruz de Guía abriendo el cortejo de la Cofradía de la Estrella, pasarán por parejas los nazarenos, pasarán los guardabrisas que iluminan el rostro de DIOS suplicante, pasarán los rojos claveles, pasará el palio de Nuestra Reina, pasará la candelería -luz para nuestra Luz-, pasarán sus marías encendidas, pasará el azul manto.

Pasarán sueños e ilusiones, pasarán las saetas llovidas desde balcones, pasarán los ciriales y el olor a incienso, pasará la música, pasará Triana por las calles de Sevilla, pasarán las emociones en el Puente, Campana y Baratillo, pasará la noche. Todo pasará por delante de nosotros, como también nosotros pasaremos.

Pero tú, querido José, llegaste a nuestras vidas, como nuestros Amantísimos Titulares, para quedarte y nunca pasarás de largo. Llegaste a nuestra Hermandad como llega la brillante tarde de Domingo de Ramos esa Bendita ESTRELLA que nos ilumina con su luz radiante y como llega nuestro Señor de las Penas que asume con admirable abnegación recibir sobre sus hombros el peso de nuestras culpas.
Tú llegaste, querido hermano, para anclarte en nuestros corazones y para mostrarnos el camino hacia ese Puerto seguro en el inmenso Mar de Cielo con sabor a Cava y que también bautizaron como Triana. En ese CIELO también existe un Domingo de Ramos, una eterna cofradía y sobre todo existe una ESTRELLA que nos guía.

Nuestro querido capillé Diego te esperaba para abrirte esas Puertas que en justicia mereciste abrir por completo.
Que DIOS te bendiga y que nuestra bendita ESTRELLA no se apague nunca para ti.

sábado, 6 de febrero de 2010

A LA MEMORIA DE JOSÉ SÁNCHEZ DUBÉ


En nuestras hermandades y cofradías "casi todos" somos prescindibles. Todos pasamos de largo, mientras nuestros Amantísimos Titulares permanecen.

Cuando digo "casi todos" por supuesto que lo hago pensando en las merecidas excepciones que encontramos en las buenas personas como nuestro querido José Sánchez Dubé. Sería inimaginable hablar de nuestra querida Hermandad dejando de lado la vida y obra de quienes con su esfuerzo dotaron de realidad el más hermoso sueño.

Despierto esta mañana con gran ilusión. Por primera vez voy a llevar a mi pequeña Myriam junto a la VIRGEN DE LA ESTRELLA.

Tristemente recibo la noticia del fallecimiento del mayor referente humano que desde niño encontré en las hermandades y cofradías de Sevilla en general y en mi Hermandad en particular.
Estos días he recordado con cariño, admiración y respeto a una persona que marcó enormemente el devenir de mi días como cofrade. De él aprendí que la Hermandad es un instrumento de amor y el mejor medio para llegar a DIOS. Durante toda su ejemplar vida sirvió a nuestra Semana Santa y en ningún momento se sirvió de ella.

Desde muy temprana edad comenzó a recoger los frutos de la mejor siembra. Encontró en los pequeños detalles las más gratificantes vivencias. Fue un hermano mayor modélico, recibió la medalla de la Hermandad en justicia y exaltó a la Semana Santa de Sevilla desde el prisma inigualable del sentimiento y ese trasfondo necesario de la religiosidad y compromiso con DIOS y nuestros hermanos.

Durante años nuestra VIRGEN DE LA ESTRELLA, lucero y guía, paseó la Luz de su desbordante belleza por las calles de Sevilla. Vestía un azul manto liso, un manto sencillo que no necesitaba de alardes ni hilos de oro.

Cada día ese manto era bordado por el amor de un Barrio y por la bondad de los mejores de sus hijos.

En el escudo de nuestra Hermandad, en las paredes de nuestra Capilla, en el dolor de nuestra Virgen y en la mirada de nuestro Señor de las Penas rezará para siempre el nombre del más generoso de nuestros hermanos.

Quien mejor supo ejemplarizar en vida el mensaje de nuestro DIOS que pide clemencia al Cielo “Si es posible, aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”, se marcha para recibir la mejor recompensa: vivir la eternidad de Dios y dormir en los brazos de su ESTRELLA DE TRIANA.

Recuerdo aquellas hermosas palabras de nuestro hermano José en el Pregón de 1970 y que pude escuchar en el programa radiofónico “SAETA”. Unas palabras que me llegaron al alma. Como nuestro hermano percibo ese nudo en el pecho que borra de mi pensamiento toda palabra cuando trato de exaltar los valores y la belleza sin igual de mi VIRGEN DE LA ESTRELLA.

Querido hermano y maestro, no atino a encontrar las palabras justas que hagan fe a todo lo bueno que nos enseñaste. Tu vida queda como el mejor legado de amor.

Cada mañana de Lunes Santo un manantial de lágrimas invadía mi cara de niño cuando miraba a la Capilla y entre sus puertas descubría la cera consumida de la candelería del palio de la Dueña de mi corazón. Sentía que todo se acababa y que tendría que esperar todo un año para volver a escuchar la banda sonora de mi vida "Estrella Sublime", aliviando el llanto de la Reina de la Calle San Jacinto.

Tu ausencia dejará un vacío que únicamente podremos llenar con tu recuerdo. Este Domingo de Ramos será distinto para los hermanos de la Estrella.

Con la marcha reciente de nuestro Capiller y de nuestro hermano José Sánchez Dubé se cierra una hermosa etapa en la Historia de nuestra Hermandad. Con nuestro esfuerzo debemos dar continuidad a la abnegada labor de quienes nos hicieron partícipes de la más hermosa herencia de amor a DIOS y su MADRE.

Hace pocos días tu VIRGEN DE LA ESTRELLA pasó a verte al Hospital, su infinito amor la llevó a lanzar un penúltimo beso a su hijo José antes de retomar el camino a su Morada de Triana. Desde esta noche no necesitarás que la Luz de tu vida acuda a ti para alumbrar la oscuridad de tus dolencias. Estarás tan próximo a Ella que nada más necesitarás en este Mundo.

El CIELO de Triana se ha vestido de luto, lloran las campanas de Santa Ana y la VIRGEN DE LA ESTRELLA mira a los ojos de su Hijo de la Penas que reza al Padre. En el horizonte de San Jacinto resuenan lejanos sones de Domingo de Ramos acallados por lágrimas de “amarguras”. Te espera el Puente para llevarte a Sevilla, Estrella de mi vida, volverán Tu luz y Tu derroche de virtudes. Dormido en tu regazo irá un hombre bueno de Triana que vivió por y para la dulce ESTRELLA que en el más hermoso lugar del Mundo brilla.

Descansa en paz querido José y qué DIOS te premie por todo el bien que generosamente hiciste durante tu vida.

LLAMADA A NUESTRAS HERMANDADES Y COFRADÍAS POR LA LABOR DE LOS FOTÓGRAFOS

LLAMADA A NUESTRAS HERMANDADES Y COFRADÍAS POR LA LABOR DE LOS FOTÓGRAFOS.




Con el permiso de mis hermanos cofrades me permito traer a colación un tema que no por antiguo deja de tomar mayor actualidad en el presente. Me refiero a las dificultades que encuentran los fotógrafos en nuestras hermandades y cofradías.
La labor de los fotógrafos de temática cofrade es encomiable. Entre ellos encontramos a quienes lo hacen a nivel profesional y a otros que actúan por afición, incluso a quienes comparten ambos menesteres. A unos y a otros les unen la pasión y el amor por nuestra Semana Santa y por nuestras hermandades y cofradías. Suelen hacer una labor silenciosa y abnegada. Lejanos a todo protagonismo y a hacerse notar, buscan inmortalizar cada detalle en el devenir de los acontecimientos que se suceden a lo largo del año en nuestras hermandades y cofradías. A veces la proliferación de actos les obliga a multiplicarse, a ofrecerse a full time para que no quede imagen, evento o motivo sin esa huella duradera y certera de unas fotografías que constaten su existencia.
Estos hombres con su esfuerzo y dedicación llenan páginas de instantáneas que guardan como su pequeño gran tesoro. Un tesoro que lejos de ser privativo, es generosamente compartido.
Desde hace años, me duele decirlo, vengo observando que no siempre nuestras hermandades y cofradías ofrecen el marco contextual mínimo y exigible para que los fotógrafos puedan tomar imágenes.
No podemos ni debemos olvidar que estas fotografías forman parte de la memoria de nuestra Semana Santa y que serán utilizadas como cabecera y apoyo de artículos periodísticos, revistas, programas de mano y guías turísticas. Podremos observarlas en exposiciones, proyecciones de diapositivas o plasmadas con acierto en carteles. Algunas de ellas llenarán de lágrimas los ojos de nuestros abuelos, que cautivos de una enfermedad, víctimas de la soledad o cargados por el peso de los años, guardarán como reliquia de años de amor y de una vida repleta de vivencias cofrades. Otras fotografías acompañarán a nuestros enfermos en un Hospital, serán el complemento perfecto a la cirugía y a la medicina o incluso serán un trocito de Cielo sevillano en un lejano lugar del Mundo donde late con fuerza un corazón entregado a Sevilla y a su inigualable Semana Santa.
A veces olvidamos el fin último que da sentido a nuestras hermandades y cofradías. Un mínimo gesto de generosidad puede resultar suficiente para que todos podamos satisfacer nuestras necesidades como cofrades. Diez minutos más de luz supone poco para una Hermandad y puede ser trascendental y reconfortante para que uno de nuestros hermanos pueda rezar ante la Sagrada Imagen de su devoción o bien tomar unas fotografías como recuerdo. Las puertas del Templo deben estar abiertas de par en par todos los días del año. Poniendo todos de nuestra parte la convivencia resulta fácil. Obviamente todos debemos guardar unas normas de conducta necesarias para el buen funcionamiento de nuestros Templos.
No quiero crear polémicas de ningún tipo, ni por supuesto generalizar. Simplemente manifiesto una opinión que desde hace años silenciaba.